Mientras la carrera se
reanuda después del segundo día de descanso en este Giro, es hora de hacer
balance de lo que hemos vivido en la primera semana de la Corsa Rosa. Las nueve
etapas que hemos vivido hasta el momento nos dejan un sabor agridulce en el
paladar. Repasaremos en este artículo algunos de los mejores y peores
momentos que a nuestro juicio de
espectadores nos han llamado más la atención de este inicio de Giro de Italia.
IRLANDA: Agua, polémica y pasión rosa.
La decisión de la organización de llevar la salida
de esta edición a tierras irlandesas generó no poca polémica en los tres
primeros días de competición. Es evidente que los intereses publicitarios y
mercantiles de la empresa organizadora fueron la razón principal de esta
apuesta, que ya había sido realizada anteriormente en el Tour de Francia. El
riesgo de una climatología adversa era previsible y se hizo patente desde el
primer día, desluciendo una contrarreloj por equipos en la que la intermitencia
de la lluvia influyó directamente en los resultados y convirtiendo las dos
etapas siguientes en realmente peligrosas debido a lo complicado de los
kilómetros finales. Se sucedieron las caídas y el malestar de muchos corredores
por la aventura irlandesa, que terminaría con una jornada de descanso dedicada
al largo traslado hasta el sur de Italia. Frente a todo esto, se debe recalcar
como aspecto positivo la espectacular respuesta del público irlandés, que llenó
las calles de pueblos y ciudades y tiñó de rosa todo el recorrido de las tres
etapas. Las imágenes de la multitud arengando el paso de los corredores en la
contrarreloj por escuadras de Belfast han sido unas de las más bellas de lo que
llevamos de carrera. Si hay que destacar dos nombres en este tríptico irlandés,
sin duda son los del equipo Orica, vencedor en la crono de Belfast y portadores
del maillot rosa (primero con Tuft y luego con Matthews), y el de Marcel
Kittel, que se llevó las dos etapas al sprints con una superioridad apabullante.
BARI: El
francés que venció entre el caos.
Las cosas no fueron a
mejor en el primer contacto con tierras transalpinas. La etapa de Bari empezaba
maldita desde la salida con el abandono de Kittel, que debía dejar la carrera
por fiebre y que estaba llamado a llenar su saco con victorias parciales. Desde
la salida la tensión por la posibilidad del mal tiempo y la peligrosidad del
circuito final estuvo presente y el pelotón decidió tomarse una tregua para la
etapa hasta que se decidiera qué hacer finalmente. Las imágenes de todo el
pelotón rodando compacto con algunos de los pesos pesados negociando con la
organización convirtieron la etapa en algo aburrido y desesperante para muchos
espectadores. Se tomó finalmente la decisión de que solo se disputaría la victoria
de etapa y no se tomarían tiempos para la general. El final de etapa dio la
razón a los corredores en su protesta y dejó en evidencia a los organizadores,
con un recorrido que, bajo la lluvia, se convirtió en una auténtica pista de
patinaje y en un continuo de corredores deslizándose por el suelo. Para el que
esto escribe, no es de recibo poner en peligro la integridad de los
competidores por razón de un espectáculo que no resulto ser tal, o al menos en
lo que se refiere al deporte en sí mismo. La épica del ciclismo debe estar en
las gestas y esfuerzos de los corredores, no en las caídas y el peligro. Solo
la enorme remontada de Nacer Bouhanni, que tras una avería mecánica consiguió
llegar a la cabeza (aunque con la ayuda inestimable de su coche de equipo) e
imponerse al sprint, puso algo de verdadera emoción a la etapa.
VIGGIANO: Primera victoria italiana.
Tras cuatro etapas
marcadas por la mala climatología y las caídas, llegaba la primera llegada en
subida, con final en un puerto de cuarta categoría que se subía dos veces al
final de la etapa. El guión cumplió lo esperado y se fue por delante una fuga
con aspirantes a la etapa y sprinters que querían rascar puntos en los sprints
intermedios. La lluvia volvió a aparecer en el momento más inoportuno, el
descenso del primer paso por Viggiano, haciendo peligroso el descenso, en el
que arriesgó Gianluca Brambilla consiguiendo una ventaja que no pudo mantener
en la última subida. Con muchos tocados por las caídas el final se hizo más
duro de lo presagiado, y el sprint a meta acabó con la victoria de Diego
Ulissi, que mostraba gran estado de forma, por delante de un ambicioso Cadel
Evans que empezaba a enseñar sus garras.
“EL DESASTRE DE MONTECASSINO”
Y entonces llegó la etapa de Montecassino, y esa
maldita rotonda que cambió el devenir de esta edición de la Corsa Rosa. Una
etapa innecesariamente larga para nuestro gusto. 257Km es una distancia que
debería estar reservada para las grandes clásicas y no para vueltas de tres
semanas, y más si el único atractivo de la misma es la ascensión final a un
puerto de segunda. No parecía por tanto una etapa trascendente pero sí de
desgaste. Sin embargo, otro día de perros en lo que a la meteorología se
refiere, convirtió la etapa en un auténtico infierno. Lo dramático del día
llegó a su máxima expresión cuando el pelotón se aproximaba rápido a la
ascensión final. El agua, la suciedad de la carretera, los nervios, la fatiga,
se unieron para llevar a más de medio pelotón al suelo en una sucesión de
caídas múltiples en menos de 50 metros. Imágenes escalofriantes de corredores
lesionados por tierra, mientras por delante se quedaban Evans, Matthews y un
par de compañeros de cada uno de ellos. Decidieron seguir a tope y buscar sacar
ventaja. Matthews supo aguantar el ritmo de BMC y ganar en Montecassino a lo
grande, vestido de rosa. Evans conseguía sacar tiempo a sus rivales, a aquellos
que sobrevivieron al desastre de Montecassino. Muchos se despidieron del sueño
de este Giro, perdiendo auténticas minutadas (corredores como Arredondo o Roche
perdían más de 15 minutos), mientras que otros acababan su sueño rosa en el
hospital, como la baza española al pódium, Purito Rodriguez.
APENINOS: Llega la montaña, pero todo sigue igual.
Otra etapa de más de 200Km para los supervivientes
de Montecassino serviría para confirmar que Bouhanni era el nuevo rey de los
sprints después del abandono de Kittel. La etapa ganada por el francés dejaba
paso a un fin de semana en los Apeninos que se presentaba a priori muy
atractivo. Los escaladores tendrían que atacar a Evans para recortar tiempo, y
los que habían perdido demasiado tiempo, lucharían por ganar etapas. La etapa
de Montecopiolo ofreció una vibrante lucha por la victoria de etapa, con
Arredondo como último superviviente de la fuga del día llegando en cabeza a la
subida final, perseguido por Pierre Rolland, que había atacado del pelotón en
el descenso del penúltimo puerto de la jornada. Pareció por momentos que
podrían llegar a meta, especialmente porque parecía que nadie tenía fuerzas o ganas
de atacar a Evans, que se sabía próxima maglia rosa debido al hundimiento de
Michael Matthews en la etapa. Finalmente, el francés y el colombiano fueron
superados y la victoria cayó de nuevo del lado de Diego Ulissi, que añadía una
victoria de grandísimo prestigio a su palmarés y se confirmaba como uno de los
hombres de este Giro. Papel decepcionante de los favoritos, que no supieron
inquietar a BMC, a excepción de un movimiento infructuoso del AG2R con
Vuillermoz y Pozzovivo y un amago de ataque de Majka. No sirvió para marcar
diferencias, pero sí para eliminar a candidatos como Niemiec o Scarponi que
perdían más de 7 y 9 minutos respectivamente.
Parecido guión tendría
la siguiente etapa, con una fuga por delante que aspiraba a llegar a meta y un
pelotón comandado por los BMC que esperaba la ofensiva final de los rivales en
las rampas de Sestola. Entre los escapados los más fuertes fueron Weening y
Malacarne, que se fueron por delante con ventaja suficiente para jugarse la
etapa. En el grupo de favoritos, de nuevo bastante conservadurismo,
decepcionante para el espectador y quizás achacable a la terrible y agotadora
primera semana. La nota de emoción la volvió a dar un bravísimo AG2R, que había
colocado a Bérard en la escapada y que lanzó pronto a Vuillermoz como
avanzadilla en la ascensión a Sestola. Pozzovivo atacó tras sus compañeros y
consiguió distanciarse del líder Evans. Mientras tanto, Weening conseguía una
nueva victoria en meta y dejaba a Europcar sin un premio merecido tras su
combatividad en las etapas de montaña. Pozzovivo conseguía en meta arañarle
medio minuto a la maglia rosa y saltar hasta el cuarto puesto de la general.
Reconocimiento de los aficionados para el transalpino, pues fue el único capaz
de animar algo la lucha por la general en los días de montaña.
Conclusiones y expectativas
En definitiva, una
primera semana de la que se esperaba más, pero en la que la lluvia y las caídas
produjeron un desgaste que ha tenido una repercusión negativa en el espectáculo
diario. Pero como preferimos ver el vaso medio lleno, nos quedamos de estos
días con las buenas vibraciones de corredores jóvenes como Bouhanni, Matthews,
Ulissi, Majka, Aru o Kelderman, que están llamados a escribir grandes páginas
en los próximos años.
Muchas preguntas aún por responder: ¿Aguantará
Evans y BMC la dureza de la última semana? ¿Cuándo viviremos la verdadera
batalla por desbancar al líder? ¿Podrá Pozzovivo luchar por fin por una maglia
rosa? ¿Será capaz Ulissi de convertirse en líder del Lampre para la general? ¿Veremos
al Nairo del Tour 2013 y al Movistar líder que todos esperamos? ¿Cuándo llegará
el ataque de Rigoberto Urán y el potente Omega? ¿Conseguirán los Kiserlovski,
Majka, Kelderman o Aru dar la sorpresa a los grandes favoritos? ¿Será capaz
Basso de volver a estar entre los mejores? ¿Podrá alguien vencer a Bouhanni en
los pocos sprints que quedan? ¿Contaremos alguna victoria española?...
Esperamos que esta jornada de descanso haga a
todos recuperarse para brindarnos un emocionante espectáculo en las dos exigentes
semanas de Giro que quedan por delante.
Forza
ragazzi!!
Escrito por:
@VictorGavito
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