Con la resaca de las pruebas de adoquín,
este domingo se disputa en el sur de Holanda la Amstel Gold Race, un recorrido
plagado de cotas y carreteras estrechas donde el corredor local Jan Raas
mandaba a su antojo.
Buscar
montañas en Holanda es como encontrar esa mesa libre en un chiringuito de playa
en pleno verano, no hay casi ninguna pero quien busca encuentra y en el sur de
los Países Bajos, para ser exactos en la provincia de Limburg, existen una
colinas que si bien no conforman una cordillera montañosa, dan para realizar
una carrera como la Amstel Gold Race, la principal prueba ciclista en el país
de los tulipanes. Curioso es por tanto, la cantidad de escaladores que nos ha
dejado Holanda teniendo en cuenta los trazados llanos que abundan en el país.
Si nos
centramos en la Amstel Gold Race, el nombre de un corredor local emerge por encima
de todos los que han participado alguna vez en la clásica cervecera, Jan Raas.
En 1966 se hacía realidad el sueño de Herman Krott, manager del equipo ciclista
Amstel, que conseguía que la marca de cerveza patrocinara un evento ciclista en
los alrededores de Maastricht. Con los años esta carrera se iba a convertir en
el mayor acontecimiento ciclista que se disputa en Holanda donde los corredores
de aquel país sacan una motivación extra para la victoria. Jan Raas formaba
parte de uno de los grandes equipos de la historia del deporte de la bicicleta,
el Ti-Raleigh, una escuadra holandesa dirigida por Peter Post que dominaba las
clásicas y las cronos por equipos del Tour de Francia en aquella década de los
setenta y principios de los ochenta. Sin embargo Raas iba a cambiar de aires en
la temporada 1977 tras algunos roces con otro de los líderes del conjunto
tulipán Hennie Kuiper e iba a recalar en el equipo Frisol. Sus antiguos
compañeros en Ti-Raleigh apenas contaban con él como rival en las pruebas de un
día y menos en la carrera de casa, la Amstel Gold Race, pero Raas se iba a
presentar en la recta de meta como acompañante de Knetemann y del propio Kuiper,
ambos de Ti-Raleigh, donde con un soberbio sprint dejaba con un palmo de
narices a los dos ciclistas de la escuadra roja y amarilla. Así empezaba la
leyenda de Jan Raas con la Amstel Gold Race.
En 1978
vuelve al Ti-Raleigh por la puerta grande y con los galones suficientes como
para comandar la escuadra en las principales clásicas del calendario. Durante
los años siguientes se convirtió en uno de los clasicomanos más laureados y temidos del pelotón mundial venciendo
consecutivamente en tres ediciones más de la Amstel Gold Race, que ya se
conocía como Amstel Gold Raas, por
delante de los mejores especialistas de la época como Moser, Zoetemelk o Sean
Kelly y coronándose como campeón del mundo en 1979 como no podía ser de otra
manera en Valkenburg, Holanda, localidad que alberga el final actualmente de la
Amstel Gold Race y completando su idilio con la clásica de la cerveza venciendo
en 1982 a Stephen Roche su quinta Amstel. En su abultado palmares también
figuran la Paris-Roubaix o el Tour de Flandes, pero fue una Milán-San Remo,
carrera que también venció en 1977 con el conjunto Frisol, la que le iba a
dejar huella en su carrera. Fue en 1984 con una terrible caída que pudo ser más
grave de lo que finalmente fue, pero que iba a dar con el fin de su flamante
trayectoria en 1985. Posteriormente ha trabajado como manager y director en el
equipo holandés por excelencia en la década de los noventa, el Rabobank, hasta
la temporada 2003.
Escrito por:
@sincadenablog
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